La llegada de los ordenadores a las escuelas, en casi todos
los países occidentales, ocurrió en los primeros años de la década de los
ochenta. Imitando lo que había sucedido en otros sectores estratégicos de la
sociedad (empresas, banca, administración, sanidad, ...) el sistema educativo
abordó la tarea de incorporar la tecnología informática a sus centros y aulas.
Han pasado veinte años desde entonces, y a pesar de los avances producidos, las
tecnologías digitales todavía distan mucho de ser un recurso o instrumento
habitual, o en palabras de Gross (2000) invisible, en las prácticas de
enseñanza-aprendizaje desarrolladas en las aulas. En las páginas que siguen
analizaremos, brevemente, algunos de los problemas asociados con el proceso de
integración escolar de las tecnologías informáticas. Este proceso es mucho más
complejo que la mera dotación y gestión de los recursos tecnológicos a las
aulas y centros educativos ya que nos enfrentamos a un proceso en el que se
cruzan obstáculos de naturaleza histórica, política, económica, cultural y,
lógicamente, también pedagógica.
- La dotación de la infraestructura y recursos informáticos mínimos en los centros y aulas
- La formación del profesorado y la predisposición favorable hacia las nuevas tecnologías
- La disponibilidad de variados y abundantes materiales didácticos o curriculares de naturaleza digital
- La configuración de equipos externos de apoyo al profesorado y a los centros educativos destinados a coordinador proyectos y a facilitar las soluciones a los problemas prácticos.
Integrar las
tecnologías informáticas en las escuelas: un proceso de más de veinte años
La integración de las
tecnologías informáticas a los centros y aulas es un proceso que, con mayor o
menor fortuna y con desigual ritmo, ha ido desarrollándose en las últimas
décadas en todos los sistemas escolares de los países más avanzados. Las
razones y justificaciones esgrimidas para incorporar las nuevas tecnologías a
las prácticas educativas de los centros y aulas han sido explicadas en
numerosas obras y estudios tanto nacionales como internacionales y son
sobradamente conocidas: adecuación del sistema escolar a las características de
la sociedad de la información; preparación de los niños y jóvenes ante las
nuevas formas culturales digitales; incremento y mejora de la calidad de los
procesos de enseñanza; innovación de los métodos y materiales didácticos, entre
otros.
La institución
escolar siempre ha sido resistente en la incorporación de medios y materiales
no impresos (Area, 1996). Los materiales de naturaleza impresa (libros, fichas,
enciclopedias, carteles, ...) son mayoritarios y hegemónicos en casi todas las
acciones educativas que desarrolla el profesorado y el alumnado. Los intentos
de integrar los medios audiovisuales (Cabero, 1998) emprendidos en las décadas
de los años setenta y ochenta fueron, en líneas generales, poco fructíferos y
apenas se generalizaron más allá de colectivos docentes comprometidos con la
renovación pedagógica y entusiasmados con la cultura audiovisual. En este
sentido, L. Cuban (1986), en su conocida obra Teachers and Machines en la que
analizó la historia y evolución de la tecnología en la enseñanza a lo largo del
siglo XX, identificó que existe un patrón o modelo que reiteradamente se repite
cuando se pretende incorporar a la enseñanza un medio o tecnología novedosa.
Sucedió con la aparición de la radio, el cine, los proyectores de diapositivas,
la televisión, el vídeo, y en estos último tiempos, con el ordenador. En pocas
palabras este patrón consiste en que el nuevo medio crea altas expectativas de
que el mismo innovará los procesos de enseñanza-aprendizaje, posteriormente se
aplica a las escuelas, y cuando se normaliza su utilización, se descubre que su
impacto no ha sido tan exitoso como se esperaba achacándose a causas diversas:
falta de medios suficientes, burocracia administrativa, insuficiente
preparación del profesorado, etc. En consecuencia, los docentes siguen
manteniendo sus rutinas tradicionales apoyadas, básicamente, en las tecnologías
impresas. De modo similar, Resneir (2001) en un reciente trabajo en el que ha
analizado la evolución histórica de los medios y tecnologías en el contexto
escolar norteamericano concluye de modo similar indicando que "cuando un
nuevo medio entra en la escena educativa existe un gran interés y mucho
entusiasmo sobre sus efectos en la enseñanza. Sin embargo, este interés y entusiasmo
decae y el examen revela que el medio ha tenido un mínimo impacto sobre las
prácticas " (p. 61). Pero este autor, concluye, que a pesar de que este
patrón ha sido repetido con los medios audiovisuales, no ocurrirá así con
Internet y las tecnologías digitales.
En este artículo quisiera detenerme en describir las
políticas desarrolladas en estas dos últimas décadas destinadas a la
incorporación de las tecnologías informáticas en los sistemas escolares. Existe
consenso de que sin políticas institucionales de apoyo a este proceso el uso de
ordenadores en la enseñanza será episódico y responderá únicamente a la
voluntad de algunos docentes y centros, pero no a un planteamiento generalizado
en todo el sistema educativo. Lo que la literatura especializada, indica es que
existen una serie de factores que parecen que inciden en el éxito o fracaso de
los programas y proyectos destinados a incorporar e integrar escolarmente las
nuevas tecnologías que pudieran sinterizarse en los siguientes:
- La existencia de un plan institucional que impulse y avale
la innovación educativa utilizando tecnologías informáticas- La dotación de la infraestructura y recursos informáticos mínimos en los centros y aulas
- La formación del profesorado y la predisposición favorable hacia las nuevas tecnologías
- La disponibilidad de variados y abundantes materiales didácticos o curriculares de naturaleza digital
- La configuración de equipos externos de apoyo al profesorado y a los centros educativos destinados a coordinador proyectos y a facilitar las soluciones a los problemas prácticos.
CITA APA: Area Moreira, M. (2002).
La integración escolar de las nuevas tecnologías. Entre el deseo y la realidad.
Revista del Fórum Europeo de Administradores de la Educación, 10(6),
(pp.14-18)
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