El rápido desarrollo y popularización de las TICs en los últimos 30 años ha puesto en nuestras manos herramientas que, potencialmente, podrían transformar de manera radical tanto el qué como el cómo se enseña en los diversos niveles educativos. La posibilidad de acceder de manera rápida y eficiente a múltiples fuentes de información, capturar, transformar y comunicar datos e ideas en diversos medios y formatos, monitorear de manera sistemática y en tiempo real el comportamiento de sistemas de interés, o generar e interactuar con modelos dinámicos de sistemas complejos hace pensar que las TICs son vehículos ideales para transformar nuestras aulas en espacios de exploración e indagación centrada en los estudiantes que favorezcan el desarrollo de aprendizajes significativos. Para muchos, las TICs no sólo proveen una oportunidad para desarrollar una educación más personalizada que responda a las características e intereses de cada alumno, sino son también una avenida para liberar a la educación formal de los confines del aula (OECD, 2005; NSF, 2008).
Es quizá la promesa de su impacto educativo, junto con el reconocimiento de la importancia de formar individuos tecnológicamente literatos, la que ha llevado a múltiples países alrededor del mundo a invertir cuantiosos recursos económicos para asegurar el acceso a las TICs en cada escuela y en cada aula, desde el nivel preescolar hasta el universitario. En Estados Unidos, por ejemplo, cerca del 100% de las escuelas y del 94% de las aulas tienen acceso a la Internet hoy día y, en promedio, las escuelas cuentan con una computadora por cada cuatro alumnos (NCES, 2006). Los niveles de acceso a la Internet son similares en escuelas en los países de la Comunidad Europea, en las que existe un cociente promedio de nueve estudiantes por computadora (Korte y Hüsing, 2007). Aunque no podemos esperar el mismo nivel de acceso a las TICs en países en vías de desarrollo, los datos existentes también revelan avances significativos en esta área. En México, por ejemplo, el número de estudiantes de secundaria por computadora pasó de 81 a 12 alumnos entre los años 2000 y 2003 (OECD, 2005a). En general, las tendencias mundiales en cuanto a la disponibilidad de las TICs más comunes (computadora, Internet) indican que, en unos cuanto años, el acceso a estos recursos difícilmente podrá considerarse como la principal barrera para su uso en la escuela.
CITA APA: Talanquer, V. (2009). De escuelas, docentes y TICs. educación química, 20(3), (pp. 345-350).
CITA APA: Talanquer, V. (2009). De escuelas, docentes y TICs. educación química, 20(3), (pp. 345-350).
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